17 de diciembre de 2011

Gabriel Salazar: "En el Nombre del Poder Popular Constituyente"

Extracto de la entrevista de Cristián Pacheco (Radio Universidad de Chile)

Así se llama su último libro, donde afirma que hay que rescatar de la Historia momentos en que el pueblo se ha organizado en contra de la institucionalidad para constituir su Estado soberano. Libro que está, o va a estar, en el bolsillo de quienes impulsan el plebiscito vinculante y la asamblea constituyente, y que el mismo Salazar presenta como “un aporte pequeño para un proyecto mayúsculo”. 


Una de las ideas que plantea en su libro es la existencia de este “topo” que emerge y socava la institucionalidad. ¿En qué se diferencia el “topo” actual y aquel que emergió en otro momentos de la Historia de Chile?

Lo que hoy estamos viendo se diferencia profundamente de los movimientos de masas de 1950-1960, y en cambio tiene mucha similitud con el movimiento social de comienzos del siglo XX, alrededor de 1920, porque también ese movimiento estaba sustentado en una profunda memoria propia, en la adquisición de una serie de capacidades que fueron desarrollando a lo largo del XIX y comienzos del XX, capacidades que le dieron la suficiente asertividad y fortaleza como para comenzar a ejercer poder local en sus propios problemas, y a partir de allí, también poder comunal, a través de las mancomunales, y finalmente poder nacional, a través de las asambleas nacionales que fueron convocando con otros actores sociales (…) Este es un movimiento social todavía emergente, no ha madurado, yo diría que estamos todavía en los inicios dentro de su proceso de desarrollo, que se asimila, por tanto, a estos movimientos anteriores y que tienen en común su capacidad de auto generar su conducta y que, al mismo tiempo, se plantea como una revisión profunda del sistema político vigente y de la Constitución Política respectiva.

En el libro también enfatiza que hay un cambio discursivo, del pedir, el exigir… al proponer. ¿Ya estamos en esa etapa de un proponer?

Este movimiento no ha desarrollado plenamente su capacidad propositiva y, por tanto, ni su poder legislativo ni su poder constituyente, está todavía en una fase de transición.

Creo que, si bien el movimiento no tiene una propuesta única para cada tema que hay que resolver, hay propuestas que ya están esbozadas en borrador, un poco aisladas unas de otras, pero está creando las bases sociales y ciudadanas para justamente deliberar esas propuestas, acordarlas, proponerlas e imponerlas. Estamos todavía en una fase transicional con respecto a eso.

¿Cuál sería el proyecto de descentralización que están exigiendo las asambleas territoriales como las de Magallanes y Calama?


Las comunidades regionales han estado constantemente exigiendo eso, lo hicieron a lo largo del siglo XIX, por lo menos hasta 1860-70, lo hicieron a principios del siglo XX de nuevo, y están comenzando a hacerlo de nuevo. Entonces es una expresión de la demanda ciudadana tan antigua como Chile y lo que resulta sorprendente es que nunca Santiago o la oligarquía central ha admitido una parte de esto.

Creo que es una demanda consustancial que requiere de una vez por todas resolverse, porque el centralismo hoy sigue funcionando, casi peor que nunca. Por eso yo pienso que el movimiento regionalista tiene que ser una de las bases sustantivas del movimiento ciudadano para reconstruir el Estado.

¿Cómo se incorpora el poblador como actor fundamental para lograr esta vía hacia un poder popular constituyente?

Los pobladores fueron desarrollando un tipo de acción política que Clotario Blest llamó acción directa, se resuelve el problema por sí mismo sin esperar que el Estado lo haga o forzando al Estado para que lo haga. Un tipo político distinto a la política peticionista de los movimientos sindicales; y por otro lado, ellos desarrollan una capacidad de gobierno local, porque ellos se toman un sitio, se apoderan de ella, la liberan, pero luego se ven obligados a organizarla, gobernarla y a mantenerla.

Por eso, el movimiento poblacional a diferencia del sindical, toma la sartén por el mango, ejerce soberanía, desafía la ley, y luego desarrolla capacidades de autogobierno. Por eso que el movimiento de pobladores está mucho más cerca de desarrollar capacidad soberana de resolución de problemas.

Ya que sacó a Clotario Blest a colación, este planteaba que el proyecto peticionista crea ratones. ¿De qué forma los trabajadores pasan de negociar un reajuste salarial con el gobierno a fortalecerse como gremio? Considerando que los estudiantes han dicho que “sin los trabajadores esta pelea no la ganamos”.

Estoy absolutamente convencido de que el movimiento estudiantil tiene una enorme capacidad de iniciar cambios estructurales, así ha sido a lo largo de la Historia, pero por sí solo no puede.

Hoy es absolutamente indispensable que el movimiento estudiantil, que tiene un gran apoyo ciudadano tácito, se convierta en una alianza de actores sociales explícita. Pero ahí tiene problemas porque la CUT en este momento no se parece nada a la FOCH (Federación Obrera de Chile) de 1920, es un ratón, no hay comparación. Así como no podemos comparar a Arturo Martínez con (Luis Emilio) Recabarren o con Clotario Blest, es casi un chiste. Lo mismo podemos pensar de los profesores, que organiza su cúpula, pero que no está moviendo las bases. Entonces, el movimiento estudiantil que sí funciona en asamblea tiene dos movimientos potenciales, pero que no son genuinamente actores sociales de origen ciudadano.

Hace falta por parte de los estudiantes un mayor acercamiento al movimiento de pobladores. Se han movido muy solos, se han asociado con los profesores y con la CUT, pero con la cúpula. Hace falta una política de alianza, están muy preocupados de Piñera, del gobierno, de lo que pueda pasar en el Congreso, están poco preocupados de crear un frente de actores sociales, eso está un poco en pañales, yo creo que es el movimiento que viene de abajo, a través de las asambleas territoriales, el que están más preocupados de crear este frente.

Por eso yo creo que hace falta una política enérgica de crítica a la CUT, crítica al Colegio de Profesores – transformación de esos – y un potenciamiento de los pobladores y las asambleas territoriales  ciudadanas que están en la base.

Usted ha dicho que no hay que negociar…

El gobierno no está en condiciones de negociar, la naturaleza del modelo neoliberal no es negociar, nació rígido. No va a ceder, porque se les derrumba todo el modelo si desmercantilizan la educación, porque automáticamente tendría que pasar a otros rubros, como salud, etc., y con eso se crea una especie de alud que no van a parar nunca.

¿Cuál es su opinión respecto a posibles cuotas, candidaturas para algunos de los líderes de este movimiento?

Esa es la vieja táctica de los partidos políticos que tienen que sobrevivir para no quedar cesantes ante este movimiento ciudadano, tratar de cooptar las ideas o los dirigentes para fortalecer la lógica acumulativa del partido. Los partidos se han caracterizado en la Historia de Chile por engordar por sí solos, la lógica de los partidos es centrípeta, egocéntrica, va hacia dentro, por eso es que se defiende y chupa, van chupando como hoyos negros todo lo que parece interesante a su alrededor. No es para nada extraño que después del “pingüinazo”, lo partidos se movieron para cooptar los dirigentes, y lo consiguieron bastante, no me extrañaría que respecto de estos dirigentes, estas prácticas partidarias comiencen a funcionar. De hecho, la Camila (Vallejo) está metida dentro del partido, es un problema que los dirigentes jóvenes tienen que resolver. A la Camila la metieron dentro del comité central (PC) a los 23 años, y eso solamente porque el partido necesita chupar todo, fagocitar todo para engordar.

Felizmente, mientras perdure la dinámica asamblearia en el movimiento estudiantil, pueden cooptar un dirigente, pero la asamblea va a tirar otro dirigente. Probablemente eso va a ser criticado de manera creciente, pero es necesario criticar eso, porque la ciudadanía no necesita más diputados, ni senadores ni de comités de partidos políticos, necesita dirigentes cívicos, tal como ocurrió en Magallanes, donde los partidos tuvieron que desaparecer del mapa, y en lugar de sus banderitas típicas, aparecieron banderas negras que los representaban a todos.

¿Por qué parece tan raro hablar de educación gratuita, considerando que desde las ideas de Valentín Letelier hasta 1979, durante más de 100 años, fue gratuita?

Es cierto, el sistema educativo surgió siempre en la idea que no sólo es un servicio que debe prestarse a la juventud y a la sociedad en general, sino que al mismo tiempo es una obligación, tanto por concepción religiosa como por ser un deber como civilización, el educar a los niños sin costos. La educación es de por sí, no sólo un servicio, es un deber de los adultos hacia los jóvenes. Así se entendió espontáneamente desde el siglo XVII hasta Pinochet.

Se ha desarrollado, desafortunadamente en mucha gente, la idea que la mejor educación es la que se paga, y la gente ve que en la competencia con menos recursos la educación pública va perdiendo calidad… y El Mercurio dale que dale todos los días que tantos niños se van a cambiar de colegios municipales a colegios privados o subvencionados. Una cultura que se ha ido instalando en torno a la mercantilización que, lamentablemente, es incentivada desde el Estado.

Por eso estamos cuesta arriba planteando la gratuidad de la educación, y claro, cuando se habla de la gratuidad se sacan los criterios financieros y no la cuestión de fondo, que es el principio filosófico, sociológico, que es la obligación de educar a nuestros niños.

Es curioso que lo que antes era natural, ahora es un proyecto revolucionario que inclusive encuentra una represión policial. Bueno, son los cambios que introdujo la dictadura de Pinochet y después avaló la Concertación.

¿Qué opina de la ocupación del ex Congreso por parte de los integrantes de Democracia para Chile?

Yo creo que fue una expresión de la conciencia ciudadana, del incremento de la conciencia soberana, porque cuando eso ocurre, la ciudadanía considera que sus representantes, diputados, senadores, por tanto el Congreso, las instituciones de la República ya no tienen significado profundo, por tanto, puede faltarle el respeto.

Es aún más sensible considerando que los que estaban allí eran en su mayoría estudiantes secundarios. Si los estudiantes secundarios sienten que las instituciones del Estado “valen hongo”, van y se paran arriba de la mesa con un cartel para expresar lo que quieren es porque estamos en presencia de una crisis de representatividad que está tocando fondo y hay una conciencia soberana de la ciudadanía que está creciendo y que ya se está planteando el desacato. Este es un anuncio del desacato que puede generalizarse.

Al revés, la actitud del ministro Bulnes me indica exactamente la situación en que está la clase política. Tienen miedo de enfrentar a una ciudadanía “ensoberanizada”. No se paró delante de ellos para dialogar, en una actitud de ministro que tiene una propuesta mejor de la que están reclamando los cabros ahí. No… se chupó, se quedó sentado, apenas le dijeron váyase, se paró, trastabilló y se retiró con la cola entre las piernas. Ese señor ministro, evidente, no tiene ninguna representatividad y no tiene propuesta política que valga la pena considerar, por eso se chupa ante los estudiantes, y lo único que sale es “oh faltaron el respeto”, y aparece el “chico” Zaldívar planteando que esta es la ruptura de las normas de la convivencia democrática. Yo creo que la convivencia democrática está rota hace tiempo, porque la ciudadanía perdió confianza en los políticos, lo que pasa es que los políticos no quieren darse cuenta de eso, y sacan su voz socarrona diciendo que esto es un atentado a nuestra dignidad de la estructura del Estado… ¡Pamplinas!

Usted plantea en su libro que el poder constituyente determina el Estado que la soberanía popular, deliberada y libremente expresada, considera conveniente, ¿cuál es el Estado que usted considera conveniente?

Yo haría simplemente una especie de resumen de lo que la ciudadanía ha pedido, ha exigido, tratando de imponer a lo largo de estos 200 años y que no le han satisfecho. Yo haría un inventario, pero para resumirte unas pocas:

Uno, tendría que ser un Estado que implique una participación orgánica de la ciudadanía en la toma de decisiones a nivel local y nacional; dos, tendría que ser un Estado descentralizado con efectiva autonomía económica regional; tres, tendría que ser un Estado que privilegie el desarrollo de la producción, no del libre comercio. En consecuencia, un Estado razonablemente nacionalista, no completamente abierto como este absolutamente prostituido ante el mercado mundial; en cuarto lugar, tendría que ser un Estado que recoja la representación y participación ciudadana hasta sus niveles más altos, en paralelo tal vez, a una estructura política que represente lo nacional como una totalidad unitaria; después, tendría que ser un Estado que se preocupe de que la ciudadanía se auto eduque en lo que necesita de acuerdo a su realidad; además habría que abolir, suprimir el ejército profesional permanente y reemplazarlo por un ejército ciudadano que se constituya como tal sólo en situación de peligro, porque los ejércitos profesionales a lo largo de la Historia han demostrado que traicionan a la ciudadanía, y el chileno lo ha hecho 23 veces a lo largo de toda la Historia…

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