por Sebastían Flores (Revista Bello Público)
Saltó a la fama el 2010 como vocera de los comuneros mapuche en huelga de hambre y desde entonces es un referente de la lucha de su pueblo. Tras la vorágine del año pasado, hoy está abocada en terminar su último año en la carrera de leyes, aunque continúa participando en el trabajo de difusión. Ferviente defensora de su comunidad, Llanquileo no tiene reparos en decir que estudia en una universidad privada porque ninguna otra le dio créditos ni becas y la Bolivariana era la más barata que había. En un rincón de su facultad, en el centro de Santiago, Natividad habló con nosotros. Ésta es la mirada de una mujer proveniente de un pueblo avasallado por el Estado de Chile.
Saltó a la fama el 2010 como vocera de los comuneros mapuche en huelga de hambre y desde entonces es un referente de la lucha de su pueblo. Tras la vorágine del año pasado, hoy está abocada en terminar su último año en la carrera de leyes, aunque continúa participando en el trabajo de difusión. Ferviente defensora de su comunidad, Llanquileo no tiene reparos en decir que estudia en una universidad privada porque ninguna otra le dio créditos ni becas y la Bolivariana era la más barata que había. En un rincón de su facultad, en el centro de Santiago, Natividad habló con nosotros. Ésta es la mirada de una mujer proveniente de un pueblo avasallado por el Estado de Chile.
La historia de Natividad
(27) está llena de sacrificios. Penúltima de siete hermanos, a los 19 años
llegó a Santiago desde la región del Bío-Bío en busca de oportunidades. “Venía
a cambiar el mundo”, recuerda. Pero llegó y encontró una ciudad donde no existía
el concepto de comunidad que era tan propio de su natal Tirúa, Provincia de
Arauco. Antes de estudiar Derecho en la Universidad Bolivariana, Natividad
trabajó de empleada doméstica en La Reina, donde no lo pasó bien. Trabajaba
puertas adentro, ganaba el mínimo, sus patrones la explotaban y no se sentía a
gusto en aquel valiente nuevo mundo. “Yo venía del campo y veía a las niñas de
19 años. Estaban súper desarrolladas y yo era una niñita. Muchas veces lloraba,
no era capaz de hablar, de defenderme”.
Cuando entró a la
universidad continuó trabajando como nana y auxiliar en paralelo a sus
estudios. Una vida ardua, lejos de sus tierras, pero que tuvo un giro el 2010.
Ese año volvió al sur y se convirtió en la vocera de los presos políticos
mapuche en huelga de hambre, quienes protestaban contra los más de 20 años de
prisión que los condenaba la Ley Antiterrorista. Natividad fue el vínculo entre
los presos y el gobierno, tribuna desde donde logró instalar el tema mapuche a
nivel nacional e internacional, dando cuenta de las injusticias y abusos que ha
tenido el Estado chileno con su pueblo. Y aunque la derogación de la ley no se
consiguió y los presos siguen condenados, la lucha mapuche hoy es un asunto
visible que nadie puede desconocer.
De eso ya ha pasado un año:
cuando se volvió un rostro visible, cuando viajó a Europa a exponer las
demandas de los comuneros ante organismos internacionales y cuando aparecía en
los noticiarios casi todos los días. Este tiempo ha continuado en la labor de
difusión, ya no desde Wallmapu, sino que articulando las comunidades mapuche en
la capital, que son alrededor de la mitad de Chile. Se la pasa en foros,
seminarios y entrevistas. Su principal objetivo es visibilizar el tema a gran
escala. Sobre todo la principal demanda de su pueblo: la recuperación de los
territorios usurpados por los privados y por el Estado chileno.
¿Cuáles son las cosas positivas que se pueden sacar
tras la huelga de hambre de los comuneros?
Con la huelga de hambre del
2010 se logró visibilizar un tema que era desconocido para la ciudadanía
chilena. Aún hay harta gente que poco sabe respecto a los pueblos originarios,
a los cuales se les veía como algo folclórico. Ahora muchos pudieron darse
cuenta de la situación que vivían los mapuches. Antes el mapuche era flojo, era
borracho, era lo peor. Después pasa otro periodo en que es el terrorista y
llegamos a ese límite donde ocurre la huelga de hambre. Allí la gente se
empieza a involucrar un poco con lo que hay detrás de este tema. Llama mucho la
atención cómo se aplica la Ley Antiterrorista en forma indiscriminada en los
casos mapuche. Entendiendo además que muchas veces el Estado chileno dice hacia
afuera que no hay terrorismo, entonces no se entiende por qué se aplica esta
ley a nivel interno. Eso nos ayudó a que la gente se interiorizara en el tema y
puediera entender lo que hay detrás de esto.
¿Hay alguna diferencia entre lo que hicieron los
gobiernos de la Concertación y el gobierno actual en cuanto al trato con tu
pueblo?
Claramente se sigue
actuando de la misma forma. Cuando la Concertación llegó al poder, el pueblo
mapuche tuvo mucha esperanza en que la situación podría cambiar, pero nos
encontramos con una militarización dentro del territorio, donde aquel que se
manifestaba en contra de las empresas usurpadoras se le aplicaba leyes
especiales. Además hay crímenes de Estado, como las muertes de Matías Catrileo,
de Alex Lemún y de Jaime Mendoza Collío que siguen impunes hasta hoy. O la
situación de José Huenante, un detenido desaparecido mapuche. Hasta ahora, el
actual gobierno continúa esa misma línea: una democracia disfrazada de
dictadura.
A propósito de eso, tú como universitaria, ¿cómo
viví lo que está pasando con el conflicto estudiantil?
Me gusta que esto pase
porque la gente se está dando cuenta de muchas injusticias. Injusticias que
para nosotros no son nada nuevo. Nosotros hacemos muchas movilizaciones, pero
son invisibilizadas por los medios y no agrupamos la cantidad de personas que
agrupa el movimiento estudiantil, que es un movimiento que trasciende a todos.
En cambio el tema mapuche pareciera que nos interesa solamente a nosotros, y
eso lo podemos ver cuando nos manifestamos. Hemos hecho un montón de
movilizaciones: nos juntábamos, por ejemplo, todos los jueves en Alameda con
Ahumada, pero nos aburrimos porque no estaba sirviendo mucho. Así que después
buscamos otras formas de posicionar el tema.
LA VACA Y EL GUILLATÚN
Antes de que la
Coordinadora Arauco-Malleco le pidiera convertirse en la vocera de los
comuneros en huelga de hambre, Natividad estudiaba y trabajaba al mismo tiempo.
Así pagaba su arancel universitario, con casi la totalidad de su sueldo. Pero
este año, la U. Bolivariana le otorgó una beca y por ahora puede compatibilizar
sus estudios con su labor de vocería. “A pesar de todo, a mí la U me ha ayudado
harto. Yo venía con un nivel educacional bajísimo. Por eso estoy muy agradecida
de esta universidad, porque me abrió las puertas, cosa que ninguna otra hizo”.
¿Y qué pensai de qué tenga que ser una privada la
que te ayude y no una universidad pública?
Para mí es complejo, porque
yo vengo de una educación básica y media gratuita, pero de muy mala calidad.
Igual tuve profesores que se sacaron la cresta para que pudiera aprender, pero
el nivel era bajo. O sea, imposible sacar un puntaje PSU para entrar a la Chile
y estudiar Derecho. Imposible. Aparte yo estudiaba una carrera técnica en la
media y ahí te decían que ibas a salir a la vida laboral y todo lindo. Pero
sales y la realidad es otra, es difícil estudiar cuando no tienes ni los
recursos ni las herramientas. Igual hay que entender que universidades como la
mía son chicas y más baratas, pero lo bueno que tienen es que quienes llegan
acá son las personas más pobres, y en universidades como la Chile entran los
que tienen plata nomás.
Bueno, pero una de las demandas apunta justamente a
que se abra el acceso y el financiamiento a los estudiantes de menores
recursos, y que el Estado se haga cargo de permitir que estudien en
establecimientos públicos de calidad.
Sí, es una buena medida,
pero la situación hay que mejorarla desde la raíz. Porque tampoco podemos
esperar todo del Estado, como la Iglesia espera que Dios modifique todo.
También tenemos que poner de nuestra parte. Si ustedes no se movilizaran y
esperaran que el Estado hiciera todo, lamentablemente no lograrían nada. Y qué
bueno que no sea así, porque si no estaríamos acostumbrados a que todo nos
llegara. Yo creo que debe estar ese concepto de ganarse las cosas, pero deben
existir las herramientas para hacerlo. Pero esas herramientas hoy no existen.
Por ejemplo, nosotros no pretendemos que el Estado nos solucione todo, sino que
nos dejen tomar nuestras propias decisiones a nivel político, económico y
cultural. No esperar a que el Estado nos compre una vaca para hacer el
guillatún, por ejemplo. Pero que nos dejen hacer tranquilos el guillatún.
¿Qué opinai de la Federación Mapuche de Estudiantes,
que ahora forma parte de la Confech?
Hay que ver qué es lo que
realmente queremos: queremos la autonomía o queremos integrarnos al sistema que
ya existe. Al parecer la Femae se quiere integrar, cuestión con la cual
discrepo. Por ejemplo, cuando había movilizaciones por las huelgas de hambre,
eran muy pocos los estudiantes que salían. Entonces, ¿de qué estamos hablando?
¿Cuándo nos conviene nos acordamos que somos mapuche? El objetivo del gobierno
es integrarlos, desarraigarlos de sus comunidades y llevarlos al sistema. Por
eso no me gusta cuando se confunden las cosas. O nos vemos como estudiantes o
como mapuches, pero no nos escudemos en lo segundo, porque la principal demanda
hoy es la recuperación de los territorios. Y si lo vemos en un concepto más
religioso, hay que entender también qué significa ser mapuche. El mapuche es
gente de la tierra, o sea que sin tierra no somos nada. Mucha de la gente que
hoy está trabajando por nuestras demandas ha llegado a la universidad y ha
obtenido herramientas, pero luego vuelve a la comunidad. Si está el concepto de
volver, está bien. Si sólo está el concepto de integrarse, no. Sé que la Femae
está trabajando el tema de la interculturalidad, pero insisto, es un arma de
doble filo.
LA INDEPENDENCIA
En Bolivia hay un Estado plurinacional. ¿Crees que
en Chile podría existir algo así?
Es que de nuevo hay que
preguntarse qué es lo que queremos: si la autonomía o la integración. Nosotros
queremos la autonomía, porque si el gobierno ya firmó el Convenio 169 no creo
que sea tan difícil reconocer la integración del pueblo mapuche. De todas
formas, al final no han respetado el tratado, pero a ellos les interesa
mantenernos bajo control por la imagen internacional. El tema mapuche es muy
conocido, especialmente a nivel europeo.
Entonces tú abogai por un Estado mapuche que tenga
independencia total frente al Estado chileno.
Yo creo que podrían
co-existir ambos. Claro, eso ya es un sueño, pues hay muchos intereses de por
medio. Pero así debería ser, somos dos culturas que cumplen cada una con sus
requisitos para ser distintas, que podrían incluso colaborarse entre ambas,
como a veces lo hacen los países de Latinoamérica. Yo creo que es perfectamente
posible, pero nos topamos con un Estado que resguarda los intereses económicos
en pos de la vida individual y también colectiva. Eso es lo que queremos
que cambie.
Extraido de Revista Bello Público
Extraido de Revista Bello Público
No hay comentarios:
Publicar un comentario