por krok
En la década de los ’90 Chile tuvo un movimiento estudiantil que logro romper la somnolencia de la Concertación y se movilizó por un mejor financiamiento estudiantil de las universidades, revisión de las asignaciones presupuestarias (AFI, AFD, etc.), crecimiento del porcentaje sobre el PIB del gasto fiscal en educación y la democratización del gobierno universitario por medio de la Triestamentalidad, entre otros petitorios.
Fue por ello que en 1997 casi todas las universidades del consejo de rectores contaban con movilizaciones que incluían paros y tomas, y en los sucesivos años se tuvo movilizaciones similares con requerimientos similares que tras el cambio de década fueron menguando en fuerza y participación, por mi parte participe activamente en todo este periodo, al igual que muchos, destinando esfuerzo y dedicación a lo que aún creo fue justo y necesario. Fueron horas de debate, congresos nacionales estudiantiles, errores, traiciones y cromáticos lienzos que se fueron extinguiendo, más bien que la Concertación extinguió, así como toda organización social de los ’90.
¿Dónde están los estudiantes de aquellas movilizaciones?
Soy un profesional con relativo éxito en lo que hago, como también aquellos que participaron en estas movilizaciones, dado que aún conservo una gama surtida de contactos que me permiten aseverarlo. Todos ellos profesionales o técnicos con trabajo y la mayoría con hijos, todos sumergidos en la vorágine del consumo y pagando cuantiosas sumas de dinero por servicios y por educación.
Sí, por educación, y mientras más se destinen recursos para esta educación mejor será la transmisión de los privilegios. Increíble, efectuando lo que se detestaba dado que no hubo alternativa, pues la calidad va en directa relación con lo que se desembolsa y lo ganado dio para ello.
¿Y donde están? Están entregando su potencial a la empresa privada y pública. Pero si de ellos nace algún reclamo laboral – sin ser peyorativo – se les tacha de comunista sin tener el menor ánimo de serlo. Esto inmovilizó y terminó siendo un bozal que los hizo despreocuparse del interés global e individualizó sus legítimas aspiraciones.
¿Qué sucedió que han dejado de participar?
La razón, una sola, no existe ni se vislumbra un canal de participación que los saque de la abulia, que les devuelva el creer. Aunque la masividad de las movilizaciones estudiantiles y de la sociedad en la actualidad recreen por un instante un espejismo de utopía, al poner los pies al suelo nos podemos dar cuenta que no hay un río que encauce el descontento, no existe ni movimiento ni organización política que conduzca este sueño.
La política desgreñada a la pérdida absoluta de consistencia, opacó todo tipo de organización, horadando hasta los cimientos mismos de las redes sociales creadas al final de la dictadura militar. La clase política se configuró de tal manera, que se volvió una clase privilegiada que no tuvo contrapeso hasta ahora, y no fue un movimiento popular el que erradicó el poder de estos desinhibidos políticos, fue la derecha, una nueva derecha que sepultando al dictador cambió su lenguaje pero mantuvo intacta el alma o arma neoliberal, arma que la Concertación maniobro con una sutileza abismante.
La actual configuración política nos deja en un aislamiento sin igual, sin entidades representativas de los intereses de la gente y con un gobierno extraviado por el descontento. Todo lo anterior explica claramente por que el profesional sub 40 ha dejado de participar, simplemente perdió la fe, extravió sus contactos sociales y se dedicó a la banalidad del mercado.
No me excluyo del análisis anterior, pero creo estar saliendo de esa inmovilidad. Las nuevas generaciones nos han mostrado que el uso del internet es vital, la sola diferencia es que ellos han llevado a cabo sus ideas. Sería importante que se generara – ya con todo el conocimiento y juicio a cuesta – un reagrupamiento de los profesionales o técnicos extraviados, necesitamos de ellos, los mismos que creyeron en los ´90 en una participación activa y no lo den por superado, se atrevan a organizar y cambiar lo que debe ser cambiado, canalizar la indignación por un estado dominado por empresarios y políticos que no escatimarán en mantener sus privilegios.
Muy Bueno!
ResponderEliminarSaludos
JC