por Ximena Pérez Villamil (El Mostrador)
Gracias al proyecto de ley, que pasó su primera prueba y entrará a la Cámara de Diputados la próxima semana, las consultas en el registro de morosidades serán restringidas sólo a los bancos y casas comerciales. Ni clínicas, ni empleadores, ni nadie podrá conocer los antecedentes comerciales de una persona. A Dicom se le acaba su negocio. Uno que tuvo como protagonistas a ex y actuales autoridades de gobierno, conocidos empresarios y a un socio de Piñera.
Dicom vive sus últimos momentos como la empresa más temida de Chile. Una vez que se apruebe el proyecto de ley del diputado PPD Felipe Harboe, nadie podrá consultar los datos comerciales de una persona. Sólo los bancos y casas comerciales para los cuales se creó, originalmente, Dicom.
“Cuando pongas tu clave y consultes los antecedentes de cualquier ciudadano va a aparecer la frase ‘no está habilitado para acceder a la información requerida’ o algo similar”, explica el parlamentario que bautizó su proyecto como “No más abusos de Dicom”.
La próxima semana expondrá ante la Cámara y de no haber indicaciones, será votado por los diputados. Si es aprobado, avanzará al Senado.
Dicom perderá su principal fuente de ingresos: el pago de miles de empresas y personas por sus datos comerciales, ya sea a través de internet o en sus locales de atención a público. “Tendrá que cambiar su modelo de negocios como lo ha hecho en otros países”, sostiene Harboe, gestor de la campaña “Borra tu Dicom” que, en siete meses, consiguió un millón de firmas.
Dicom acusó el golpe al mentón. Y decidió desaparecer de su logo. Hasta hace dos semanas era Equifax / Dicom; ahora es Equifax a secas.
Tan relevante será el impacto en su negocio que la empresa estadounidense mandó a dos de sus más altos ejecutivos a Chile para intentar algún arreglo menos perjudicial.
Harboe se reunió con los enviados especiales. “Dijeron que entendían que en Chile se estaban cometiendo abusos en relación a otros países donde operan y que querían apoyar el proceso de transformación a un registro que no afectara tan directamente a las personas”.
Sin embargo, el planteamiento de fondo era un modelo de autorregulación. “Les respondí que íbamos a seguir adelante con el proyecto, porque debía ser regulado por una ley, no por decisiones de la empresa”.
Dicom se apura en hacer cambios a favor de las personas
Con la soga al cuello, Dicom decidió, por primera vez, hacer cambios en beneficio de las personas. En abril eliminó un factor del llamado predictor de riesgo: las consultas al RUT o nombre de un ciudadano. Lo mismo que está en la ley que entró en vigencia el 23 de julio pasado. El diputado Harboe, autor también de este proyecto, explica que “cada vez que alguien consultaba a una persona en Dicom aumentaba su riesgo y ahora sólo se califica el riesgo en base a un hecho objetivo: morosidad o protestos”.
El predictor se hizo famoso cuando a una madre le negaron la atención de urgencia a su hija por tener un predictor de riesgo alto.
Importante, pero nunca tan determinante como el proyecto en tramitación que acaba con el acceso universal a los datos personales. “Si vas a arrendar una vivienda y te piden un Dicom, tú puedes acceder y solicitarlo a Dicom. Cada chileno va a ser dueño de sus datos comerciales. Si lo piden para un trabajo, como está prohibido por ley, es una prueba para multar a esa empresa. Actualmente, no hay cómo probar si un potencial empleador recurrió a Dicom para contratar o no a alguien”.
Por último, los bancos y casas comerciales que seguirán teniendo acceso a la información de Dicom, porque prestan dinero, tendrán un plazo máximo de 72 horas para borrar de Dicom a los clientes que hayan pagado una deuda morosa.
Los dueños: el director del ISP, dos ex ministros y el compañero de helicóptero del Presidente
Ex y actuales autoridades de gobierno, conocidos empresarios, el piloto del Presidente Piñera y hasta el mecenas de Luis Cordero, el fundador de la UDI, forman parte de la historia de Dicom.
El primero en entrar a escena es Guillermo Elton, el entonces presidente de la Cámara Nacional de Comercio (CNC), quien buscó como crear un sistema que mejorara la información comercial de los chilenos, porque iban a llegar las tarjetas de crédito. Elton, fundador de la UDI, que le dio trabajo en la CNC a Luis Cordero –otro histórico de la UDI- y luego lo llevó a la Universidad Andrés Bello, de la que se convirtió en uno de sus socios, contactó a un conocido suyo. Este era el ex ministro Carlos Hurtado, dueño de Inecon, una empresa que hacía estudios económicos para la Cámara.
Así, en 1979, nació Dicom con dos socios: la CNC con un 50% e Inecon con el otro 50. Hurtado invitó al proyecto a quien describe como “un ingeniero brillante que trabajaba conmigo en Inecon: Guillermo Grael”. Este último es presidente ejecutivo de la mayor empresa de molibdeno del mundo –Molymet- y cuyo directorio es encabezado por Hurtado.
El ex ministro de Obras Públicas de la Concertación, quien dio el vamos a las concesiones y a la privatización de las sanitarias –hoy dueño de Solin, que se dedica a estudios y asesorías internacionales en estas mismas áreas- incluyó también a su amigo, el ex senador RN y actual embajador en España, Sergio Romero. Ambos se habían conocido cuando Hurtado era asesor de la Confederación de la Producción y del Comercio y Romero, secretario de la SNA.
En 1981, la Cámara se retira de Dicom, “porque no le correspondía como gremio ser dueño de un negocio” –cuenta Elton, a sus 81 años- y le vende su 50% a Microsystem, empresa de microfilmación y digitación, cuyos socios eran también Hurtado, Romero, Grael y Eduardo Aninat. Este último –dice Hurtado- tenía un pequeño porcentaje. Aninat siguió siendo socio de Dicom mientras fue Ministro de Hacienda, al igual que Hurtado, cuando estuvo en OO.PP.
La malla de socios siguió creciendo. En 1987, Dicom se fusionó con su competidora Ticsa, creada por Sonda y Orden (Andrés Navarro, Felipe Lamarca,Tito Gómez y Juan Bennett). Cada una se quedó con un 50%.
Navarro, en ese entonces, era el dueño de Sonda. No había entrado aún a la Inmobiliaria Aconcagua ni a la Clínica Las Condes, en las que fue socio del Presidente Piñera –su amigo con quien comparte tres helicópteros y también se los pilotea- ni tampoco a los directorios de Lan y Chilevisión en los que representó al mandatario –otro que lo hizo en el canal fue Carlos Hurtado- y los abandonó cuando Piñera vendió. También lo hizo Hurtado, ex director ejecutivo de TVN.
Lamarca era la cabeza de Copec; Juan Bennett había dejado la dirección del Registro Civil, que ocupó a comienzos de los 80; y Tito Gómez estaba ligado laboralmente a Sonda.
De esos nombres el de Bennett cobró figuración el año pasado al ser nombrado director del Instituto de Previsión Social, ex INP. De entrada se enemistó con sus funcionarios al enviar un correo electrónico con una presentación en cuya primera página se leía “el Instituto de Previsión Social está considerado un servicio público corrupto”.
El mejor negocio para el ex senador Romero
El negocio de Dicom se volvió tan bueno que atrajo a la mayor empresa de datos comerciales del mundo. En 1994 Equifax compró el 25% de Dicom en forma pareja a todos los socios. Al año siguiente hizo lo mismo con otro 25% y en marzo de 1997 adquirió el otro 50 quedándose como única dueña.
El precio pagado, al menos, para Sergio Romero, fue tan espectacular que lo calificó como el mejor negocio que ha concretado. Cosa que Hurtado no avala porque dice que es un asunto relativo. Depende de quien lo mire.
Los socios partieron, pero dos ejecutivos históricos que tuvieron pequeños porcentajes –Marco Antonio Álvarez, presidente ejecutivo, y Mario Godoy, gerente general- se preparan para enfrentar la etapa más difícil de Dicom.
Extraido de El Mostrador
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