12 de octubre de 2012

Eloísa González: “No queremos una salida institucional, sino una a través de los movimientos sociales”

Por Daniela Escárate, Belén Roca y Pía Vargas (Bello Público) 

Se ha convertido en uno de los rostros sobresalientes de las movilizaciones estudiantiles de este año. Es una de las voceras de la Aces y, como tal, argumenta en nombre de su asamblea y evita referirse a sí misma. Cumplirá 18 años el mismo día de las elecciones municipales, las mismas que la Aces han llamado a funar.

A fines de agosto, la Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios (Aces) llamó a marchar en todas las comunas hacia sus respectivos municipios. Fue una jornada exitosa según la propia vocera de la organización: Eloísa González. Mientras tanto, comenzó a tener mayor connotación pública lo que se venía denunciando desde hace tiempo: los abusos policiales hacia los detenidos en manifestaciones. Una represión que Eloísa ha vivido de cerca: “Me he ido varias veces detenida. También me golpearon durante la toma de la Municipalidad de Santiago, me tiraron al suelo, me amarraron como si fuera delincuente”, relata mientras lleva uno de los lienzos que encabeza la marcha que se dirige a la Plaza Ñuñoa y es seguida por varios periodistas que intentan aclarar quién es la adolescente que no se intimida ante ninguna autoridad.

Que el alcalde Pablo Zalaquett la haya califcado como “un liderazgo negativo” le causa gracia, porque “se nota que no tienen idea cómo funciona el movimiento, que no es como el suyo y sus esquemas jerárquicos. Funcionamos como asamblea, por lo tanto, yo represento a un amplio conjunto de estudiantes secundarios y no a mi persona. No nos gusta que se personifique el movimiento”.

Por entrevistas en otros medios sabemos que le gusta leer, ver monitos animados y que admira a los hermanos Vergara Toledo. No es mucha más la información sobre ella, porque la “Elo”, como la llaman los cercanos, aún cuando es consultada por una opinión personal, se las arregla para responder con un “nosotros”. Es decir, en relación a las demandas colectivas de los estudiantes a los que representa, muchos de los cuales caminaron junto a ella aquella mañana.

¿Por qué crees que ha demorado tanto un pronunciamiento desde las autoridades, frente a las denuncias de abusos policiales?

Las autoridades aún creen que estamos en Dictadura. Hablan de democracia, se llenan la boca con ella, pero saben que esto no lo es. Hay compañeros y compañeras que han sido violentados, incluso hay varios que han sido secuestrados en autos de civiles; entonces que no hablen de democracia. Creemos que Carabineros ha actuado por órdenes directas de La Moneda. Los desalojos han sido sumamente violentos, fuera de ciertos parámetros legales. Tenemos contingentes policiales sitiando los liceos. En ese sentido nos recuerda bastante lo que fue la Dictadura.

Llamó la atención que mientras los secundarios llamaban a radicalizar el movimiento, la Confech convocó a una cicletada ¿Qué opinas de iniciativas como ésta?

No descartamos ningún tipo de medida, desde cicletadas a convocatorias a paros nacionales. Queremos que quede bien entendido que no somos mejores por hacer más actividades culturales, sino por convocar a una amplia cantidad de manifestaciones y protestas.

UN LLAMADO A NO LEGITIMAR LA INSTITUCIONALIDAD

Hace algunos meses, los secundarios dieron a conocer la consigna “si no cambia la educación de Pinocho, funaremos el 28”, aludiendo al 28 de octubre, día de las elecciones municipales. “Ellos (los políticos) esperan mantenerse en el poder bajo un mínimo porcentaje de votantes”, explica Eloísa. “Y creemos que no son representativos, que no están dando soluciones concretas, y que una medida de presión es justamente esa”.

¿Cómo se ha dado la relación con los alcaldes? ¿Te has juntado con alguno?

He estado presente en reuniones con el alcalde de Ñuñoa, pero la verdad es que aquí la actitud es siempre la misma de parte de la autoridad: prepotencia. Como si ellos fueran señores y dueños de feudos. Nos tratan como cabros chicos y nos miran en menos. Ante cualquier demanda que planteamos, no se quieren hace responsables, se alteran fácilmente. No hay como una disposición abierta a escucharnos.

¿De qué forma se va a manifestar la “funa” a las elecciones municipales?

No significa llamar a votar o no votar. No nos queremos meter en ese juego, sino más bien hacer un llamado a no legitimar la institucionalidad política, mientras ellos no sean capaces de darnos soluciones concretas. Más allá de impedir las elecciones, se trata de demostrar que aquí las soluciones se dan a través de los movimientos. Por ejemplo, generar actividades donde formulemos propuestas alternativas, donde seamos capaces de poner en práctica el control comunitario. Esto es justamente que las comunidades se empoderen de su espacio, y puedan tomar decisiones que no necesiten tener una directa relación con la institucionalidad política.

Y frente a esto ¿qué te parece que ex dirigentes estudiantiles, como Camilo Ballesteros, estén postulando a municipios?

Si es su opción y él considera que es viable, que lo realice, nadie va a impedir eso. Sin embargo, creemos que se tiene que mantener el camino mediante los movimientos estudiantiles y sociales. Los únicos cambios reales que se han generado no son mediante la institucionalidad ni la postulación a candidaturas, sino más bien a través de las manifestaciones, de las plataformas de lucha.

¿Cómo crees que pueden coexistir y retroalimentarse estas dos políticas: la institucional -la cual han llamado a funar- y la que proponen ustedes? ¿O van por caminos separados?

Hasta ahora, definitivamente vamos por caminos separados. Hay una desconfianza total hacia la institucionalidad política, lo que se puede ver en la última encuesta CEP, donde solamente hay un 6% de apoyo a los partidos políticos. Esto demuestra claramente que la gente ya no está confiando en ellos y que no quiere caminos por ese lado, sino más bien por la construcción, a través de los movimientos sociales, de propuestas concretas alternativas al sistema actual.

UN TRIUNFO PARA EL MOVIMIENTO ESTUDIANTIL

Pese a la larga lucha sostenida por los estudiantes durante 2011, poco cedió el gobierno ante demandas que apuntan a cambios profundos en el sistema educacional. No obstante, la Aces no se deja caer en el derrotismo y considera que existen ciertos triunfos, que no se traducen en una ley en el Congreso ni en millones más o menos. “El movimiento 2011 instaló una lógica que tiene que ver con lo que nosotros llamamos ‘el que no llora, no mama’. Es decir, el que no se moviliza no consigue cosas por más mínimas que sean”, reflexiona Eloísa destacando que se legitimó la organización y la articulación.

Los medios de comunicación siempre se centran en las tomas y las marchas, pero los secundarios también han sostenido proceso interesantes como la autogestión de los liceos ¿De qué forma crees que aportan este tipo de acciones?

Los liceos buscan también convertirse en espacios recuperados, donde estén realmente disponibles para el conjunto de la comunidad. Éstos deben ser tanto de las comunidades educativas como de las territoriales, con una amplia participación de ambos. Sentimos que aquí todo apunta hacia allá.

Si bien no se han logrado los cambios estructurales que el movimiento busca, en la propuesta de la ACES se habla de “triunfos éticos-ideológicos” ¿En qué se pueden expresar éstos?

Nosotros vamos instalando lógicas y una de las primeras es que la movilización sí sirve para generar cambios profundos en el país, que el pueblo chileno sí está en pos de un cambio del sistema actual impuesto en Dictadura. Ese es el triunfo más potente por parte del movimiento estudiantil: el ir instalando temáticas que antes no se conversaban justamente por la indiferencia de las autoridades.

Durante el 2006 la educación gratuita era algo sostenido por los que en ese momento eran considerados el sector “ultra” o “inorgánico”. ¿Qué crees que pasó en 5 años para poder posicionar esta demanda como válida y razonable?

Para nosotros sigue latente la traición que significó que el 2006 llegaran a un acuerdo con el gobierno, que no estaba respaldado por las bases. Éstas están diciendo hace mucho tiempo que lo que queremos es educación gratuita. No queremos una salida institucional, sino una a través de los movimientos sociales, que pueda generar realmente alternativas concretas para el actual sistema en educación. Esto ha cambiado mucho durante estos años. Hoy los estudiantes están mucho más articulados, organizados, conscientes de la situación en la que están. Y es un empoderamiento de los estudiantes en sus propios espacios.

NUNCA MÁS SOLOS

Eloísa marcha junto a sus compañeros del Liceo Manuel de Salas, donde cursa 3° Medio. Cuenta que los profesores están apoyando, pero aún falta que participen más, lo que se replica en muchos liceos. “Estamos abogando por una participación activa de todos los estamentos”, reflexiona, al tiempo que menciona que ya han convocado a una asamblea triestamental “También estamos movilizados por una mejoría interna, en respaldo y correlato con las demandas nacionales”, señala.

Hablemos de tu liderazgo. ¿Qué te pasa cuándo te comparan y te dicen que eres como “la nueva Camila Vallejo”?

(Sonríe) Creo que lo único que se puede comparar es que hay liderazgos femeninos que son positivos en el movimiento. Nosotros no miramos en menos a las personas, y no discriminamos ni por sexo ni orientación sexual, etcétera.

¿Qué opinas de estos liderazgos femeninos como la propia Camila y tantas otras dirigentas secundarias?

Creo que es potente e importante, porque demuestra que estamos todos en la lucha y que el movimiento estudiantil va instalando lógicas que tienen que ver con que aquí somos todos iguales. Tenemos igualdad de derechos y todos estamos por lo mismo.

¿Qué esperas que pase o te gustaría que sucediera en 5 años más? ¿Cuáles crees que deberían ser los próximos pasos del movimiento estudiantil?

En 5 años más espero que realmente exista un movimiento social potente, que sea capaz de constituirse como una alternativa, que tenga aspiraciones de cambiar y generar cambios profundos en el sistema actual.

Por último, ¿cómo crees que se puede conseguir más apoyo a las tomas, considerando el discurso criminalizador que han querido instalar las autoridades?

No hay un rechazo a las movilizaciones. En realidad, los cabros están más reacios a las tomas, pero básicamente se da por el miedo. Porque el año pasado, por ejemplo, expulsaron a muchos compañeros, cancelaron matrículas y repitieron varios. También está el miedo latente, puesto que las autoridades han tomado medidas bastante represivas hacia nuestros compañeros. El mensaje fundamental es decir que aquí no estamos solos, que nunca más vamos a estarlo, y que van a haber amplios sectores que van a estar a nuestro lado respaldándonos, para que no suceda de nuevo lo que ocurrió el 2011.

¿Te ha tocado hablar con compañeros que estén asustados y preocupados?

Sí, me ha tocado ver a compañeras del Carmela con hombros dislocados, o a una compañera del Liceo 1 que le quebraron la cabeza y mucha violencia, persecución y hostigamiento en las acciones que hemos realizado. Estamos constantemente siendo presionados por la represión para cesar el movimiento. Ante eso nosotros compartimos también la solidaridad de entender que estamos en un proceso y que aquí no estamos solos.

Extraido de BelloPúblico.cl

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