12 de agosto de 2012

Te siguen cagando: Detente y crea

por krok

Muchas personas han de levantarse muy temprano para someterse a un traslado distante e incomodo hacia sus trabajos, han de cumplir sus horas de trabajo y el retorno lánguido a su residencia, luego estar con su familia – si es que queda tiempo para ello – y depositar cuerpo y mente a un esperado y reparador sueño. Esta rutina convertida en un estándar de la modernidad, en una especie de cárcel, de secuestro permanente con el único afán de transformar una remuneración en felicidad. Cabe la pregunta consecuente y limpia de cómo tratamos de relacionar un irritante ir y venir como entes productivos con los complementos necesario de la vida cotidiana, como conseguir una mezcla que nos permita ser plenos y dignos. Realmente es complicado y dificultoso. Un sistema que se plantea como función prioritaria el mantenerte desconforme, porque siempre habrá algo mejor que tu y lo que tú tienes, porque el vertiginoso acontecer económico amerita que los sucesos ocurran rápidos pues la felicidad esta a la vuelta de la esquina y debes correr y competir por ello, pega un golpe a tu principal competidor, burla, obstruye, esquiva y mira como la meta se te acerca, no te obnubiles cuando tengas el abnegado éxito en tu frente pues a última hora podrías perder. Pero no te preocupes, ya tendrás otra oportunidad. Porque como condición o regalo del sistema siempre tendrás una nueva opción, a pesar de que te hayan dado una pésima educación, un trabajo estresante, siempre podrás competir con tu desigualdad a cuestas, siempre podrás competir una y otra vez.

Qué espacio hay para detenerse y observar. Sí, detenerse. Que difícil resulta ello cuando el sistema te tiene en esta carrera de alta velocidad y un ritmo bucólico bien vendría para parar y pensar. Simplemente pensar en otros conceptos, en sueños no metálicos, en cualquiera idea abstracta, para simplemente despeinar la vida.

La institucionalidad y su violencia, mejor dicho su orden basado en la productividad, la que nos enseñaron necesaria para el progreso, una productividad al servicio de las empresas, una productividad que se disfraza de metas a fin de mes, un instrumento de desigualdad que nos exprime el tiempo y nos transforma en un mal soldado o en un títere sistémico. Por esto, vale la pena salir de la alienación de este sistema económico de mercado, aunque parezca simbólico y virtual, por no decir imposible, siempre existirá la manera, esta vez sí, con un grado de sacrificio y entrega de tiempo a pensar un nuevo orden, participar y reunirte con tu entorno, creer en procesos colectivos, nadar contra corriente, difícil, pero inspirador y confortable. Volver a creer en éxitos colectivos como meta.

El llamado final es de volver a creer, Chile ha cambiado en tan corto tiempo que esta oportunidad no debe resbalar de las manos, es necesario tomar, asegurar y proteger este logró. La negociación de unaobviamente insuficiente – reforma tributaria o un repudio al lucro en la educación o que existan demandas de educación gratuita, no se deben a la benevolencia del sistema político-económico, son éxitos de la ciudadanía. Existirán otros La Polar, jugarán con nuestro sistema de pensiones en la Bolsa – ruletade Comercio, con un binominal a cuestas, una clase político-empresarial en otra dirección, vendrán más burlas y abusos, pero mientras nos demos ese tiempo, ese sacrificio a participar y seguir pensando, se reforestarán las esperanzas con otros logros. Logros nuestros y no de ellos.

Escribe, crea, escucha, lee, retwitea, comenta, comparte, reúnete, movilízate y participa.

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