28 de marzo de 2012

Reforma tributaria: experto propone bajar el IVA a 6% y subir el impuesto al decil más rico a 25%

por Marcela Ramos (CIPER Chile)

A días de que el gobierno entregue su propuesta tributaria para financiar las reformas a la Educación, Michael Jorrat, ex jefe de Estudios del Servicio de Impuestos Internos, dice que lo que se conoce de esa iniciativa hasta ahora no permitiría recaudar más y tampoco hacer de Chile un país más equitativo pues lo que se propone sólo beneficia a los más ricos. Jorrat describe en detalle las prácticas que le permiten a quienes tienen más recursos evadir y eludir el pago de impuestos a través de la creación de empresas y el uso de beneficios tributarios que sólo los expertos conocen.


La forma más directa de presentar a Michael Jorrat es decir que fue el investigador que sacó a la luz pública la pieza donde los más ricos de Chile guardan sus tesoros. Con sus investigaciones, Jorrat fue el primero en hablar de los miles de millones de pesos acumulados en “utilidades retenidas” -que constituyen una de las principales fuentes de ingresos de los grupos más adinerados de la población- y sobre los cuales no han pagado impuestos.

Jorrat es ingeniero civil industrial de la Universidad de Chile y entre 1991 y 2007 ocupó cargos clave en el Servicio de Impuestos Internos (SII): primero como asesor de la Subdirección de Estudios, luego como jefe del Área de Estudios hasta que concluyó como jefe del Departamento de Estudios, donde entre otras tareas tenía la misión de proponer y evaluar cualquier proyecto de ley en materia tributaria.

Hasta antes de sus trabajos los economistas tenían un dogma: que en Chile, la distribución de ingresos sólo se podía mejorar con la política social del Estado y no aumentando impuestos. Este rezo arrancaba de una investigación realizada por tres economistas de renombre: Eduardo Engel, Alexander Galetovic y Claudio Raddatz, quienes en 1998 publicaron su famoso paper “Reforma Tributaria y Distribución del Ingreso en Chile”. En su investigación Engel, Galetovic y Raddatz concluyeron que “la redistribución del ingreso se debe realizar mediante el gasto social, no mediante la recaudación de impuestos”.

Esa máxima se enseñó como las Tablas de la Ley en las escuelas de Economía y en los cursos de Políticas Públicas en los últimos diez años. Hasta que Jorrat salió al camino con nueva evidencia y dos estudios determinantes: “Equidad Tributaria en Chile, Un Nuevo Modelo para Evaluar Alternativas de Reforma” y “La tributación directa en Chile: equidad y desafíos”.

En esta entrevista, Jorrat ahonda en los datos que dan origen a sus estudios y cuestiona fuertemente la propuesta de reforma tributaria del gobierno. “El impacto en equidad será nulo”, afirma. Su propuesta, en cambio, consiste en bajar el IVA, radicalmente: del 19% actual a un 6%. Es decir, un computador que valga 600.000 bajaría su precio en 70.000 pesos aproximadamente.


Cuando la mayor parte de los chilenos destina prácticamente todo su ingreso al consumo, realizar una baja así es sin duda un desahogo para los bolsillos. Sobre todo hoy en Chile, donde según la FAO los precios de los alimentos han subido más que en cualquier país de América Latina en el último tiempo.

Para compensar la caída de la recaudación fiscal Jorrat propone aumentar el impuesto que pagan los más ricos, del 13% actual al 25 %. Los más ricos, aquellos que ganan sobre 6 millones de pesos, constituyen una población de 48 mil personas, dice Jorrat. Aquí el investigador detalla algunos de los trucos y tretas que usan para pagar menos impuestos de los que debieran.

-En su estudio afirma que el principal problema del sistema tributario chileno es ser inequitativo. ¿Puede explicar por qué?  
En Chile, las rentas empresariales soportan una carga tributaria mucho menor que las rentas del trabajo. En números, lo anterior significa que mientras no retiren las utilidades de sus empresas, los empresarios pagan sólo un 17% de impuesto. En cambio un trabajador dependiente o independiente tiene que pagar por todo lo que ha ganado, en una escala de 0 a 40%, independientemente de si gastó o ahorró sus ingresos. La principal desigualdad viene de ese tratamiento preferencial que reciben las rentas empresariales, al tributar sobre la base de retiros en vez de tributar por las ganancias obtenidas (lo que se llama base devengada), como hacen todos los trabajadores.

-¿Por qué tenemos un sistema como ése?
El propósito de nuestro sistema, creado en 1984, era estimular la reinversión de las utilidades: que los dueños de empresas, en vez de retirar sus ganancias, las reinvirtieran en la misma compañía para hacerla crecer. Además de incentivar la inversión se buscaba aumentar la liquidez de las empresas (el dinero disponible), lo cual era especialmente relevante para las firmas pequeñas. El argumento es que si la empresa retiene utilidades, paga menos impuestos, y por lo tanto, queda con más recursos disponibles como capital de trabajo.

-¿Se consiguió lo que se buscaba?
Claramente no es el mejor sistema para lograr estos objetivos. Por una parte, no asegura que las utilidades retenidas se destinen a inversión real y, por otra, es muy difícil para el Servicio de Impuestos Internos verificar si las utilidades se encuentran efectivamente dentro de la empresa. En la práctica, es un mecanismo que favorece la evasión y la elusión. De hecho, lo que ha ocurrido es que las utilidades retenidas se han acumulado en sociedades de inversión. De acuerdo a mis investigaciones, más del 50% de las utilidades que se han retenido están acumuladas en empresas cuyo giro es el de la “sociedad de inversión”. Esas utilidades están ahorradas en depósitos a plazo, fondos mutuos u otros instrumentos. Es decir, el sistema ha servido principalmente para estimular el ahorro dentro de estas sociedades, pues de esta manera los empresarios postergan el pago del impuesto global complementario, porque mientras no retiren las utilidades para su consumo personal, no van pagar ese impuesto.

-¿Esta es una práctica de todos los grandes empresarios? ¿Se puede afirmar que todos ellos tienen una sociedad de inversión donde acumulan las utilidades?  
Sí, porque es la decisión más racional dentro de lo que permite la ley. Las personas que participan en empresas como propietarios, ya sea como accionistas o socios, son los que crean estas sociedades para recibir ahí las utilidades distribuidas por sus empresas productivas. Pueden tener una o dos sociedades de inversión y ahorran en ellas, pues de esa manera postergan el pago del impuesto. De acuerdo a las estadísticas, actualmente hay acumulados aproximadamente US$ 200 mil millones en utilidades sobre las cuales no se ha pagado impuesto. Eso es lo que se conoce como FUT, Fondo de Utilidades Tributarias. Y en mi opinión cualquier reforma que pretenda aumentar significativamente la recaudación o mejorar la equidad tributaria, debe pasar por terminar con este sistema de tributación.

-Hasta antes de sus estudios, en el debate público no se hablaba del FUT, ni de la práctica de acumular las utilidades en sociedades de inversión. ¿Cómo descubre que las utilidades que no se retiran y que debieran invertirse en la empresa se están ahorrando en sociedades de inversión?  
Usando las bases de datos del SII. Porque en la declaración del impuesto a la renta se informan los saldos del FUT y lo que nosotros hicimos fue simplemente cruzar los datos con la actividad económica. El monto de US$ 200 mil millones es la suma del FUT de todas las empresas clasificado por actividad económica. Por otra parte, las sociedades de inversión, por su giro, no compran activos físicos. A lo más tendrán computadores. Eso permite demostrar que las utilidades no se reinvirtieron en activos productivos, como era el espíritu de la norma. Las sociedades de inversión son la forma en que la gente más rica ahorra. Solo que también de esta manera postergan el pago de los impuestos.

-De esos US$ 200 mil millones acumulados, tendrían que haber pagado impuestos… 
Sí, al distribuirse tendrían que pagar en promedio un 15% ó 20% o más.

-Unos US$ 30 mil millones de dólares. Es mucho dinero.
Claro.

-De acuerdo a sus investigaciones, una de las consecuencias de este sistema tributario es la infinita creación de empresas. ¿Por qué conviene tributar como empresa? 

A las personas les conviene tributar como empresas, pues tienen la posibilidad de pagar un 17% de impuesto mientras no retiren la plata. A un médico, por ejemplo, le conviene asociarse con otro médico o con la esposa y hacer una sociedad de profesionales. Luego de eso, tributa en primera categoría. Es decir, tributa como empresa y de ahí en adelante no paga nunca más el 40% sino a lo más el 17%. Y si se acoge al 14 bis, no paga ni siquiera el 17 por ciento.

-¿Cuánto paga en ese caso?
Nada, cero. Pago solo cuando retiro.

-¿Qué es el 14 Bis?
Es un régimen creado para las empresas pequeñas que venden menos de $200 millones al año. Para una industria eso es poco, pero para un profesional que trabaja en televisión, por ejemplo, son 200 millones de ingreso. Entonces, si ganas menos de $200 millones al año te conviene hacer un 14 bis: acoger tu empresa a ese régimen. En ese caso, pagas impuestos solo por lo que retiras ¿Qué hace mucha gente? Retira para sus gastos de vida. Pero pueden decirle al SII que retiran menos de lo que efectivamente sacaron. En este caso, vas a pagar el impuesto global complementario por lo que digas que retiraste. E incluso si retiras menos de $6 millones al año no vas a pagar nada, porque estás en el tramo exento. Y si retiras $10 millones, vas a pagar poco.

-¿Cómo es el comportamiento tributario de quienes ganan mucho dinero en Chile? En su estudio afirma que dos tercios del sector alto de la población debiesen pagar impuestos y no lo hace… 
Sí, de acuerdo con la encuesta CASEN, hay del orden de 45 mil personas que ganan más de $6 millones mensuales. Sin embargo, en las declaraciones de impuesto a la renta sólo hay unas 15 mil personas en esta condición. Pero no sabemos cuánto de eso es evasión y cuánto elusión. Es probable que cuando el encuestador le pregunta a un empresario cuánto gana mensualmente, responda con una estimación de las utilidades, incluyendo aquellas que deja en la sociedad de inversión y que no tributan. Pero también hay mucha evasión. Las estimaciones más recientes muestran que se evade en torno al 30% del impuesto a la renta.

-La persona que gana $20 millones en televisión, ¿cuánto paga?
Es relativo. Si lo mete a una empresa, va a depender de cuánto declare que retira de esa empresa. Ahora, de los $20 millones debiese pagar por lo menos el 17 por ciento.
BENEFICIOS TRIBUTARIOS

-En su estudio llama la atención sobre el siguiente punto: en el sistema tributario chileno hay una serie de exenciones y beneficios tributarios que hacen que las empresas no paguen ni siquiera el 17%, sino menos, 13 ó 15%. ¿Puede explicar cuáles son esos beneficios? 

Los beneficios tributarios, también llamados gastos tributarios, son disposiciones legales que se apartan de la regla general que establece la propia ley, y que buscan beneficiar a un determinado grupo de contribuyentes. De hecho, el que las utilidades retenidas no paguen impuestos es la exención más importante y está concentrada en el decil de mayores ingresos. Pero hay muchos otros. La depreciación acelerada que pueden usar las empresas. En la construcción está el crédito especial del IVA, que significa que la venta de viviendas no paga la tasa de 19% que pagan todos los bienes, sino una tasa de 6,7%. También están las exenciones de las ganancias de capital de los bienes raíces. Esta última no está cuantificada, pero en Estados Unidos las ganancias de capital de los bienes raíces son una de las rentas que están más concentradas en los más ricos y en Chile debe ocurrir lo mismo.

-¿Cómo funciona la exención de las ganancias de capital de los bienes raíces?
Supongamos que una persona natural compra un predio y después de varios años lo vende para un proyecto inmobiliario a un valor bastante más alto de lo que le costó. La diferencia entre el costo de la propiedad y el precio de venta representa un incremento patrimonial que debiera estar gravado con el impuesto a la renta, pero la ley dice que ese ingreso no es renta, y por lo tanto no paga impuestos. Hay gente que se ha hecho millonaria con estas operaciones, y no ha pagado ni un peso de impuestos. Y pueden hacerlo, pues no son prácticas ilegales.

-Ese es un punto bien importante. Más allá de lo que es legal, hay prácticas abusivas. ¿Cómo se fija ese límite en materia tributaria? ¿Qué cosas, aún cuando son legales, se han transformado en un abuso?  
Creo que un buen parámetro para analizar el uso que se le está dando a una exención es el espíritu de la ley que dio origen al beneficio tributario. En el caso de la depreciación acelerada, por ejemplo, justamente lo que se busca es que se deprecie rápido, así es que usar eso me parece éticamente correcto. Pero hay otras cosas en que a veces se va contra del espíritu de la norma. Un ejemplo: la ley permite que cuando una empresa tiene pérdidas, esa pérdida se rebaje en los períodos siguientes. Bueno, resulta que hay tipos que buscan empresas con pérdidas que están quebradas y las compran. Luego, hacen una fusión con esa empresa y absorben las pérdidas. De esta manera dejan de pagar impuestos por varios años. Bueno, esto es legal, pero no es el espíritu de la ley. Entonces lo que hace falta en Chile es una norma “antielusión”. En Estados Unidos, por ejemplo, no podrías hacer una cosa así, pues aunque la ley lo permita, tienes que demostrar que compraste la empresa por razones de negocios.

-¿Qué otro ejemplo podemos destacar?
El caso de la renta presunta. La empresa que está en renta presunta no lleva contabilidad y se presume que su renta es un porcentaje de sus ventas o de sus activos. Por ejemplo, en el caso del transporte, se presume que la renta que gana el transportista es el 10% del avalúo fiscal de sus vehículos. La renta presunta en general se pensó para los pequeños agricultores, pequeños transportistas de carga, pero hay una excepción: el transporte de pasajeros. Resulta que el transporte de pasajeros, independientemente del tamaño de la empresa y siempre y cuando no sea una sociedad anónima, está en renta presunta. Y podría estar en renta presunta una empresa gigante como Tur Bus, no sé si lo está, supongo que sí. (N de R. En un juicio de 2010 en que un empleado demandó el pago de gratificaciones, esta empresa argumentó que estas no procedían pues “Tur Bus Ltda. tributa bajo la modalidad de renta presunta, por lo que no está obligada a llevar libros de contabilidad y conforme lo señalado en el artículo 47 del Código del Trabajo, no está obligado al pago de gratificaciones, ya que tal artículo obliga laboralmente al empleador a pagar tales conceptos, siempre que concurran dos situaciones: a) que estén obligados a llevar libros de contabilidad, y b) que se obtengan utilidades o excedentes líquidos en sus giros. Situación que no se dan en los hechos, pues como insistentemente se ha señalado, la empresa Tur Bus Ltda., se acoge a un régimen de tributación en base a una renta presunta, no estando obligada a llevar tales libros de contabilidad”. (Ver el documento)

-Y como está acogida a renta presunta el sistema supone que una gran compañía como ésa gana un 10% del valor de sus vehículos…

Claro y en la práctica lo que gana es mucho más. Nosotros estimamos que es tres veces eso. El que una empresa grande esté ahí no tiene ninguna explicación. Los sistemas de renta presunta se diseñaron para personas con poca educación o con escasos recursos para pagarle a un contador, fundamentalmente de tres sectores: Agricultura, Transportes y Minería. La idea era que los pequeños contribuyentes pagaran una cantidad estimada, presunta. Ahora, ¿por qué quedó el transporte de pasajeros sin límites? No tengo idea.

-¿Hay grandes empresas de la Agricultura o de la Minería en la misma situación que Tur Bus?
No, porque en esos casos se les puso un límite de ventas. En el caso de la Agricultura, pueden acogerse a renta presunta agricultores que venden menos de 3.000 UTM ($118 millones) al año. Lo mismo en Minería. Lo que sí ocurre es que muchas empresas de otros rubros crean empresas de transporte de carga que cumplen los requisitos para acogerse a renta presunta, y las usan para transferir las rentas desde la empresa que tributa bajo el régimen general hacia la que tiene renta presunta.

-Entiendo que las donaciones son otro espacio de abuso, ¿no?
 
Conozco el caso de las donaciones a universidades y ahí lo que se produce muchas veces son contraprestaciones. Por ejemplo, una universidad le presta un servicio a una empresa y para que salga más barato le dice ‘págame con donaciones’. Entonces la empresa le paga por el servicio a través de una donación y aprovecha el crédito tributario. Las donaciones a las universidades no solamente las rebajas como gastos sino que la mitad es crédito contra impuestos. O sea, cuando una empresa dona $1 millón a una universidad, el Fisco se está poniendo con el 58,5% de esa cantidad. Lo otro que me tocó observar cuando estudié las donaciones es que personas que estaban vinculadas a universidades y tenían otros negocios, hacían una donación desde su empresa a la universidad el último día del año. Producto de esa donación, la empresa no pagaba impuestos, pues quedaba al ras entre gasto y utilidades.
EL IMPUESTO Y LA DISTRIBUCIÓN DE INGRESOS

-En todos los países de la OCDE, el sistema tributario tiende a arreglar las desigualdades generadas por el mercado. ¿Qué pasa en Chile? ¿Es menos desigual después de aplicar los impuestos?  
En el mundo, los impuestos hacen una parte de la tarea para disminuir la desigualdad, pero siempre el gasto social es importante. Hay países como Alemania o Italia, por ejemplo, que tiene un Gini, antes de impuestos y transferencias, similar al de Chile: de 0,50. Pero después de impuestos y transferencias este indicador cae a 0,30, es decir, unos 20 puntos. En Chile, en cambio, el Gini sube después de impuestos, o sea, en Chile los impuestos aumentan la desigualdad. Y después de las transferencias, cae apenas tres puntos: de 0,52 a 0,49. La diferencia está, evidentemente, en el sistema tributario.

-Si esto es así, por qué durante mucho tiempo académicos y economistas de izquierda y derecha plantearon que el camino para solucionar la desigualdad no era la reforma tributaria sino el gasto social. Decían en sus estudios que en Chile el sistema tributario tenía que garantizar eficiencia, pero para distribuir estaba la política social… 
Esa idea está presente desde los ‘80, porque la mirada que tenía el gobierno de esa época fue que lo importante era el crecimiento, y que eso bastaba para lograr una mejor distribución del ingreso. Después, en los ‘90, el SII encargó un estudio a un grupo de académicos de la Universidad de Chile (Engel, Galetovic y Raddatz) sobre impuestos y distribución del ingreso, y la conclusión fue que lo importante era el gasto público y que los impuestos no servían para redistribuir.

-¿En base a qué concluyen eso?
Por dos razones. Primero, en ese minuto no se sabía de la importancia de las utilidades acumuladas en el FUT y, entonces, al igual que como se hace en la mayoría de este tipo de estudios, se consideraron sólo las rentas declaradas por las personas, que comprenden los retiros, pero no las utilidades retenidas en las empresas. Si se imputan esas utilidades a sus dueños, la conclusión es distinta, pues hay que considerar que dos tercios de las utilidades anuales se retienen. Entonces, el impacto de cualquier reforma que aumente los impuestos sobre las rentas del capital será distinto dependiendo de si se consideran o no esas rentas. En segundo lugar, creo que faltó simular el impacto en la distribución del ingreso de una reforma que cambiara radicalmente la forma en que se recauda, haciéndola similar a los países desarrollados, en donde el 60% de los ingresos tributarios provienen de impuestos a la renta y el 40% de impuestos al consumo. En Chile, la relación es exactamente la inversa.

-¿Cuál es la reforma que el Presidente Piñera debe proponer para que realmente se produzca un cambio en nuestra inequidad tributaria? 

Gravar a los empresarios en base devengada. Hoy las utilidades de las empresas pagan el 17% y solo cuando se distribuyen pagan la tasa del global complementario. Nosotros decimos que es mejor que esa utilidad pague inmediatamente el impuesto. Esa es la única fuente importante de recursos. Ahí está la gran inequidad. O sea, si uno quiere hablar de un sistema más equitativo no hay otra que aumentar los impuestos a las rentas del capital.

-¿Si no se propone eso no hay cambio?
Puede haber otras formas de apuntar a lo mismo. Por ejemplo, subir bastante la tasa de primera categoría también es bueno, va en la misma línea.

-¿Cuánto tendrían que tributar las rentas del capital?

La escala del global complementario, que va desde 0 a 40%. En nuestro estudio planteamos que tributar un 40% es muy alto y proponemos bajar esa tasa a 30%. Con este cambio se logra un efecto tremendo. Porque hoy dos tercios de las utilidades solo pagan el 17%. Lo importante es que paguen un impuesto más alto y en el momento en que se generan las ganancias. Ahora, en nuestra propuesta evaluamos dejar la recaudación constante, porque no estábamos pensando en aumentar el volumen de lo recaudado sino simplemente ver si el sistema podía ser más distributivo. Luego de eso dijimos, si hacemos este cambio, recaudamos un montón de plata, ¿qué pasa si esa plata la destino a bajar el IVA? Entonces nos dio que podíamos bajar el IVA hasta un 6%. Y entonces ahí sí que la política tributaria tiene un impacto importante. Ese es el estudio que hicimos con Cantallopts y Sherman.

-De acuerdo a sus estudios, ¿a partir de qué rentas debe aplicarse un impuesto de 25 ó 30% para que generemos un país más igualitario?  
Aplicando tasas efectivas de 25% para arriba al decil más rico puedes lograr un cambio sustantivo en la distribución de ingresos. Lo que pasa es que hoy la tasa efectiva no está ni cerca, es como 13%. Ahora, con estos cambios, no vamos a llegar a lo que pasa en Italia o Alemania, donde el Gini baja del 0,5 al 0,3.

-¿Por qué no podemos llegar a lo que ocurre en Italia?
Es que ese es otro punto: en los países ricos son todos más ricos, entonces todos pueden pagar impuestos. Aquí en Chile, en cambio, el 80% de la población está exenta.

-Pero eso es por otro problema: los sueldos bajos…

Claro, los sueldos son bajos. Si el país entero fuera más rico tienes más posibilidades de redistribuir con impuestos.

-Usted propone bajar el IVA hasta un 6%, un cambio drástico. Según el economista Eduardo Engel, sin embargo, los cambios en el IVA pueden terminar perjudicando a los más pobres. Por ejemplo, si se elimina el IVA a los alimentos, las personas de menos recursos ganan, porque pagan menos impuestos, pero también pierden, porque el IVA que pagan los ricos, que financia el gasto público que beneficia a los más pobres, no estará disponible. Según Engel, “por cada peso que los hogares pobres ahorran en IVA pierden el equivalente a tres pesos en gasto público que los beneficiaba”. ¿Qué contesta frente a ese argumento?  
El argumento es correcto, bajo el supuesto que la disminución de IVA no se compensa con el aumento de otro impuesto. Sin embargo, siguiendo el mismo ejemplo, si se elimina el IVA a los alimentos y en su remplazo se sube el impuesto personal a la renta de los hogares ricos, de tal forma que la recaudación no cambie, el resultado es mejor todavía: los hogares pobres ahorran el IVA y no pierden nada, porque el gasto público sería el mismo. Es decir, si solo nos importara la progresividad de los impuestos, lo mejor sería eliminar el IVA y subir el impuesto progresivo a la renta.

-Además de las rentas del capital y el IVA, ¿qué otros temas son importantes?
Los impuestos a las externalidades negativas. Ahí hay un déficit. No existen impuestos a las externalidades negativas en Chile, salvo lo que le cobramos al tabaco. Pero en el caso de los combustibles, le cobramos más al que contamina menos. Habría que subir mucho eso. Lo mismo las bebidas alcohólicas. Pagan poco impuesto. También hay que cerrar otros vacíos, como el de la renta presunta.

-Hasta ahora lo que se conoce de la propuesta de reforma tributaria del gobierno es lo siguiente: elevar a 20% el impuesto de primera categoría, bajar el de segunda categoría y modificar algunas exenciones tributarias ¿Sirve de algo esa reforma? ¿A quién beneficia? 

La única forma de lograr un avance significativo en equidad tributaria es incrementar la tributación de las rentas del capital para aproximarla a la de las rentas del trabajo. Esto se logra cambiando la tributación en base a retiros por una en base devengada, o bien, elevando sustantivamente la tasa de primera categoría. En ese sentido, el incremento de la tasa de primera categoría a 20% iría en la dirección correcta, pero su magnitud es bastante moderada, por lo que no creo que tenga un impacto significativo. Si a eso se agrega la disminución de los impuestos personales y lo que señaló el Presidente en cuanto a que se reduciría la tributación de las PYMES, pienso que el impacto en equidad será nulo.

-El gobierno propone bajar el impuesto a todos los trabajadores, dependientes o independientes ¿Qué piensa de esto?  
Este tipo de cambios puede tener un costo fiscal significativo, además de afectar negativamente la progresividad. Hay que tener en cuenta que en la actualidad el 83% de las personas naturales está exenta del impuesto, por lo tanto esta medida beneficia sólo a las personas del quintil más rico: aproximadamente 1,5 millones de chilenos.

Extraido de CIPER Chile

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