por Alejandra Carmona (El Mostrador)
La periodista cree que el informe de la Cámara es una potente señal para desenmascarar un negocio que creció como la espuma a comienzos de los 80 y siempre tuvo a los mismos protagonistas, entre quienes se cuentan tres ministros del gobierno de Sebastián Piñera. Aquí advierte sobre la posibilidad de que estas empresas podrían haber usado medidas para no aparecer burlando tan abiertamente la ley y desliza: “Son muchas las fuerzas que quizás están actuando contra este informe de la comisión investigadora”.
Después de escuchar el ninguneo de algunos rectores y del propio ministro de Educación, Harald Beyer, hacia el informe preparado por la comisión investigadora de la Cámara que confirmó la existencia de lucro en la Educación Superior, María Olivia Mönckeberg, directora del Instituto de la Comunicación e Imagen (ICEI) de la Universidad de Chile y autora de “La privatización de las universidades: una historia de dinero, poder e influencias”, tiene un diagnóstico: “Ese argumento es pobre de frentón. Yo he estado viendo todas las reacciones y lo que yo he leído, que son las consideraciones del informe, me parece tremendamente potente. Por fin representantes de poder público, que para muchos de los que nos habíamos metido a investigar era evidente, hablan del abandono del Estado y su responsabilidad frente a la educación superior en Chile. Evidentemente que hay lucro en las universidades privadas, que hay una ley que no se cumplió nunca, que nació como decreto ley, que es parte del cuerpo legal —aunque haya nacido en dictadura— y que, sin embargo, nadie respeta”.
-¿Y qué busca salvar ese discurso?
-Yo creo que al final buscar salvar el proyecto, el modelo, que se impulsó en Chile desde 1981, diseñado por personas que estaban en torno a Pinochet, que no son otros que los Chicago Boys, en el sentido figurado… Era el mismo círculo que a lo largo de los años se ha beneficiado con este sistema. Ahí viene un ejemplo: no es casual que Hernán Büchi, que fue ministro de Hacienda entre el 85 y el 90, cuando se privatizaron las empresas estatales que se consideraban estratégicas, sea el presidente de la junta directiva y uno de los socios de la Universidad del Desarrollo, señalada como una de las que lucra. Y también tienes a gente que está actualmente en el gobierno, muy vinculada históricamente a estas universidades. Los dos socios de Büchi en esta empresa que es la UDD son los ministros Larroulet —que fue fundador— y Federico Valdés, a quien tienes diciendo que no lucra y atacando a las universidades públicas. Pero la verdad es que cuando uno ha investigado y ha investigado por años esta historia sabes que es gente que creyó en ese modelo —que creía en la destrucción del público— y en generar una nueva estructura para la educación superior basada en lo privado, teniendo el fuerte en los grupos económicos o en los fondos de inversión. ¿Qué hace un fondo de inversión en una universidad si no es lucrar? Estarían atentando contra su propia lógica si no es así.

-¿Y qué busca salvar ese discurso?
-Yo creo que al final buscar salvar el proyecto, el modelo, que se impulsó en Chile desde 1981, diseñado por personas que estaban en torno a Pinochet, que no son otros que los Chicago Boys, en el sentido figurado… Era el mismo círculo que a lo largo de los años se ha beneficiado con este sistema. Ahí viene un ejemplo: no es casual que Hernán Büchi, que fue ministro de Hacienda entre el 85 y el 90, cuando se privatizaron las empresas estatales que se consideraban estratégicas, sea el presidente de la junta directiva y uno de los socios de la Universidad del Desarrollo, señalada como una de las que lucra. Y también tienes a gente que está actualmente en el gobierno, muy vinculada históricamente a estas universidades. Los dos socios de Büchi en esta empresa que es la UDD son los ministros Larroulet —que fue fundador— y Federico Valdés, a quien tienes diciendo que no lucra y atacando a las universidades públicas. Pero la verdad es que cuando uno ha investigado y ha investigado por años esta historia sabes que es gente que creyó en ese modelo —que creía en la destrucción del público— y en generar una nueva estructura para la educación superior basada en lo privado, teniendo el fuerte en los grupos económicos o en los fondos de inversión. ¿Qué hace un fondo de inversión en una universidad si no es lucrar? Estarían atentando contra su propia lógica si no es así.